Me llamo Kvothe

Me llamo Kvothe.

He robado princesas a reyes agónicos. 

Incendié la ciudad de Trebon. 

He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. 

Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. 

He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. 

He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. 

Quizá hayas oído hablar de mí.

No he podido resistirme. Me gusta demasiado este libro y me maravilla su protagonista, para mí es lo mejor que se ha escrito en el género de la fantasía desde El señor de los anillos, y eso que he leído muchas historias de aventuras, magia, profecías, cazadores de monstruos, aprendices de guerrero o de hechicero... Pero no he logrado encontrar nada que se pueda comparar a "Crónica de un asesino de reyes, la trilogía que nos ocupa hoy y de la que se espera que salga el tercer libro este año (a ver si esta vez es cierto).

Para no hacer mucho spoiler solo diré que el libro trata de un personaje al que se le atribuyen muchísimas heroicidades y fechorías poco convencionales, dignas de convertirle en una leyenda, pero como suele suceder con las leyendas suelen exagerar la verdad. Pues bien, esta es la crónica de lo que realmente pasó en la vida de Kvothe.

El autor, Patrick Rothfuss firmando mis ejemplares de "El nombre del viento" y "El temor de un hombre sabio".

Por ahora podemos encontrar en librerías "El nombre del viento" y la segunda parte "El temor de un hombre sabio", y quedamos a la espera del tercer libro "Las puertas de piedra".

Hay que entender que Patrick Rothfuss, el autor, es muy meticuloso con su trabajo, de hecho desde que escribió el primer borrador de la trilogía hasta que publicó "El nombre del viento" han pasado casi 20 años. Los primeros 7 años lo intentó mandar a varias editoriales y recibió multiples negativas, pero él no se rindió, revisó su texto varias veces, lo reescribió y por fin una editorial se lo aceptó. La constancia es la base del trabajo bien hecho.

Espero que os haya gustado esta entrada, hasta la próxima!